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La producción y el consumo de alimentos de origen agrícola, una inexplicable cadena de errores que podría evitar el hambre y muchos problemas medioambientales

El problema:

Parece inconcebible que el ser humano atente, inclusive, contra los elementos que nos garantizan el cubrimiento de las necesidades básicas de supervivencia de la especie. Como es posible que sigamos destruyendo las condiciones medioambientales que nos provee un aire adecuado para mantener una vida sana, y como si no nos bastara, la producción y el consumo de los alimentos de origen agrícola, básicos para nuestra vida, es una cadena llena de errores de tal magnitud, que por ejemplo podríamos garantizar y eliminar el hambre de este mundo y además proteger el medioambiente que sustenta esta actividad.

Fue necesario que las acciones en contra, a veces no tan claras, por el uso del Glifosato para erradicar plantaciones que han sostenido el negocio del narcotráfico, para que en nuestro país se pusieran en alerta por el uso indiscriminado de herbicidas y otros productos químicos, ya existente desde hace muchos años en la industria agrícola. Problemas como el envenenamiento de la tierra, las fuentes de agua y obviamente, de las personas que los consumimos, la tala de árboles, quemas sin control, depredación de toda fuente de vida, con el fin de “adecuar” terrenos para cultivar, forman parte de esa cadena de errores, y que podemos considerar una verdadera vergüenza del ser humano.

Pero el problema no para en la producción, en los procesos subsiguientes de la cadena productiva, hasta llegar al consumo final, vamos dejando una huella nefasta que atenta contra el medioambiente y somos testigos de hechos aberrantes como el desperdicio de alimentos,  errores que realmente son imperdonables existiendo hambre y problemas de salud por mala alimentación.

En este artículo, haremos una descripción de esa visible, pero que parece invisible, cadena de errores, con una descripción, sin entrar en mucha profundidad, de sus causas y consecuencias, con el fin de hacernos reflexionar en que no necesitamos ser grandes expertos, para entender y reaccionar ante esta casi incompresible actitud hacia la vida. 

Si consideramos como procesos básicos de esta cadena productiva, a la agricultura, la comercialización,  el procesamiento y el consumo de alimentos, podemos identificar los problemas más relevantes asociados a cada uno de estos procesos.

La agricultura que puede incluir desde el proceso de alistamiento de terrenos para cultivarlos, hasta la cosecha, ya hace mucho tiempo que es un proceso desbalanceado y no sostenible que genera una cantidad increíble de impactos negativos en estos ecosistemas. La práctica de talar bosques, realizar quemas masivas, alterar los cursos naturales del agua, y preparar el suelo con sistemas inadecuados para su protección ante procesos erosivos (ya sea por problemas geotécnicos o simplemente la acción de los vientos y las lluvias), podríamos calificarlo como devastador ambientalmente. La pérdida de biodiversidad originalmente presente en los bosques y selvas reemplazadas, la matanza de fauna silvestre, la pérdida de la productividad de los suelos causados por los procesos erosivos, pérdida de la materia orgánica y otras actividades biológicas, salinización o acidificación de los suelos, y alteración de los ciclos hidrológicos y la capacidad de retención hídrica de los suelos, son algunos de los problemas que ha traído estos nuevos usos.  Posteriormente dentro del proceso productivo, la acumulación de pesticidas y abonos, la aparición de especies (plagas) resistentes a los pesticidas y la muerte de especies polinizadoras y otras especies silvestres, alteraciones de las estructuras de los suelos y la pérdida de muchas de sus funciones básicas (como procesador de nutrientes, sumidero del dióxido de carbono y metano, así como fuente de óxido de nitrógeno, filtro y protector de la contaminación de las aguas subterráneas), sistemas de riego inadecuados, son problemas que son claramente perceptibles, especialmente por la pérdida paulatina de la fertilidad de los suelos, el avance de los procesos de desertificación, la contaminación de los suelos y las fuentes de agua. Otro impacto negativo con el medio ambiente es lo que se denomina “pérdida de diversidad genética” debido a la desaparición de variedades de plantas tradicionales al ser reemplazadas por variedades genéticamente alteradas para adaptarlas a las condiciones que garanticen mayor productividad. El reemplazo de grandes extensiones de diferentes variedades por una sola variedad también trae consigo la disminución y empobrecimiento del ecosistema por la pérdida de habitas y variedad de especies.

Como se puede apreciar, en estas dos etapas de la cadena productiva (alistamiento de terrenos para cultivo y el crecimiento y cosecha) la enorme cantidad de problemas e impactos medio ambientales están asociados a la desmedida explotación de los recursos naturales y la subvaloración de los ecosistemas naturales silvestres, que dirigidos por un equivocado concepto de productividad de corto plazo, destruyen y sobrecargan extensas zonas, equivocando los procesos productivos sin contemplar métodos que garanticen la sostenibilidad de estos ecosistemas. La acción del estado sigue siendo tímida, y bajo la disculpa de ilegalidad y problemáticas sociales, ha dejado que grandes procesos depredadores como el corrimiento de las fronteras agrícolas en zonas de bosques y selvas naturales, páramos, zonas lacustres, inclusive para aprovechamientos policivamente censurables como el crecimiento de zonas con cultivos ilícitos y explotaciones mineras ilegales, sigan creciendo. Lo anterior no implica que también ejerza control sobre la agricultura tecnificada porque es evidente que continua prevaleciendo el concepto de rentabilidad económica al de la sostenibilidad (sustentabilidad para este caso) económica y ambiental. Es necesario no desfallecer en la adopción de mejores prácticas desde el punto de vista de sostenibilidad y convencernos que la productividad de corto plazo no siempre es el camino adecuado para generar una verdadera riqueza que perdure y trascienda a varias generaciones.

 

El siguiente paso de la cadena productiva, primera etapa de la comercialización del producto o comercialización de la producción primaria (agricultor), que incluiría la venta de la producción primaria, el transporte y su almacenaje, es evidente que es menos impactante al medio ambiente, sin embargo hay impactos directos e indirectos que pueden ser de gran importancia. Directos, como el uso excesivo de combustibles fósiles para el transporte y almacenaje tiene sus efectos sobre la problemática del cambio climático al favorecer la producción de gases efecto invernadero. Con preocupación en esta etapa aparece un impacto tanto social, como económico y medioambiental, el desperdicio. Por inadecuados procedimientos de conservación, transporte y almacenaje, es frecuente observar la pérdida de producto, que además de la pérdida económica, tiene problemas para su disposición y manejo final. Tener conciencia de estos impactos y hacer el esfuerzo para reducirlos es una tarea que está en mora de ser adoptada por todos los involucrados en esta etapa de la cadena productiva de alimentos.

Lo que sí es preocupante, es que los impactos indirectos, como inadecuados esquemas de negociación y reconocimiento al productor primario, especialmente por la gran cantidad de intermediarios, hacen que el agricultor siga estando en un plano desventajoso dentro de la cadena productiva, que indirectamente  impacta social y ambientalmente, porque mantiene condiciones de empobrecimiento al productor primario lo que se refleja en la continuación de procesos ineficientes por falta de recursos para adoptar mejores prácticas, que van muy de la mano de apoyos técnicos y profesionales que requieren recursos para pagarlos, o que hacen que estos agricultores den el paso hacia la ilegalidad o mantengan prácticas no sostenibles ambientalmente. Muy seguramente una reducción de la intermediación y mejores reconocimientos al productor primario, permitiría tener un agricultor más dispuesto a cambiar a sistemas productivos más sostenibles ambientalmente.

 

En este punto de la cadena productiva hay dos caminos, aquel producto que se va por el camino de la transformación (Industria) y el producto que va para el consumo natural que va directamente a la comercialización (mayorista y minorista) hasta llegar al consumidor final.

En el primer caso, la transformación, la industria tiene más controles en temas asociados a la salud pública (como producto, se requiere el no uso de productos con efectos en la salud como por ejemplo productos cancerígenos, o efectos diabéticos, etc.), pero como procesos industriales, la responsabilidad están asociada a si los procesos industriales son amigables ambientalmente. Por ejemplo, el uso de combustibles fósiles de alto impacto con el medio ambiente, o el manejo de los vertimientos industriales que por lo general, para productos como los alimentos, son bastantes contaminantes especialmente de las fuentes hídricas receptoras.

En este paso de la cadena productiva, la solución está asociada a mayores controles de las entidades especializadas para restringir productos que atenten a la salud pública, pero también depende de los consumidores que deben ser exigentes para obligar al industrial a utilizar productos tanto amigables con la salud como al medio ambiente. El industrial por su parte debe esforzarse a cambiar procesos de alto impacto en la salud y el medioambiente, remplazando sus equipos para el uso de energía limpia y eliminando los vertimientos no tratados previamente a su disposición final.

Para el segundo caso, productos de consumo natural, el comercializador con las  cadenas de venta (mayoristas o minoristas) debe garantizar el utilizar procesos de bajo impacto medioambiental, como son los generados por el transporte, conservación y despacho al vendedor final. Aquí nuevamente aparece el desperdicio como un descuido de la planificación de los procesos de compra y venta al consumidor final.

Como último paso de la cadena productiva, está el consumidor, cuyos hábitos de consumo tiene un gran impacto en la cadena productiva porque define el mercado y varios de los procesos de la cadena. Por ejemplo, el consumo de productos orgánicos con bajo uso de químicos en su proceso productivo y el uso de energías limpias, podría orientar toda la cadena de producción de alimentos. La mejor planificación de las compras evitaría el alto desperdicio de alimentos que hoy se presenta. La preferencia del consumidor por cadenas de distribución que tengan procesos más amigables con la salud y el medioambiente, obligaría a los productores, industria de transformación y comercializadores, a preferir el uso estos procesos.

CADENA DE ERRORES Y ACCIONES CORRECTIVAS

Daniel Triana Peña

"Food & Environment" es un proyecto creado por estudiantes de la clase "Taller de medios digitales y multimedia" de la Universidad de Los Andes - Colombia.

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